En Emponda creemos que la política no solo se hace en el Congreso, sino en los barrios. Y una de las decisiones más políticas que tomamos cada día —aunque no lo parezca— es cómo gastamos, qué compramos y qué hacemos con lo que ya no usamos.
¿Qué tienen que ver las elecciones con tu viejo sillón o tu celular usado?
Mucho más de lo que pensás.
En tiempos de incertidumbre económica —como los que solemos atravesar antes y después de cada elección— las familias buscan ahorrar sin sacrificar calidad. Y ahí es donde entra en juego el poder del consumo consciente y circular:
En vez de comprar un electrodoméstico nuevo, encontrás uno en buen estado a la vuelta de la esquina.
En vez de tirar ropa que ya no usás, la vendés o regalás a alguien que sí la necesita.
En vez de pagar por un servicio caro, contactás a un vecino que ofrece lo mismo por menos.
Esto no es solo ahorro: es soberanía económica cotidiana.
La economía de barrio como respuesta colectiva
Mientras los candidatos debaten sobre impuestos, inflación y empleo, vos podés tomar el control de tu economía personal hoy. Plataformas como Emponda permiten que:
✅ El dinero se quede en el barrio.
✅ Los objetos tengan una segunda (o tercera) vida.
✅ Las personas se conecten más allá de lo digital: con confianza, cercanía y respeto.
En este sentido, cada intercambio en Emponda es un acto de resistencia al consumismo desmedido y una apuesta por una economía más humana, local y sostenible.
¿Y si pensamos las elecciones desde lo cotidiano?
Más allá del voto, podemos “elegir” todos los días:
Elegir reparar antes que reemplazar.
Elegir comprarle a un vecino en vez de a una corporación lejana.
Elegir compartir herramientas, libros, juguetes o servicios.
Estas pequeñas decisiones no aparecen en los titulares, pero sí construyen comunidad. Y una comunidad fuerte es la mejor base para exigir políticas públicas que cuiden a las personas y al planeta.
Emponda: tu voto económico, todos los días
No necesitás esperar al 26 de octubre para hacer una diferencia.
En Emponda, cada publicación, cada mensaje, cada transacción es una forma de decir:
“Quiero un país donde lo que tengo sirva, lo que necesito esté al alcance, y lo que sobra no se desperdicie”.